Diario de una cuarentena

Ojalá pudiera decir que estoy aprendido algo de toda esta experiencia y que estoy sacando algo positivo de todo esto, pero la realidad es que no.

Estoy sentada delante del ordenador, miro a mi alrededor, y veo mi ventana. Es una ventana de madera, no sé de qué tipo, con cristal grueso que amortigua el ruido de la calle para que pueda trabajar en paz.

Al principio no me hacía falta nada más. Mi ordenador, el cuaderno, un boli, Muxu y la ventana abierta de par en par. Los días pasan y mi rutina es ahora otra realidad. «Algo bueno sacaremos de esto» me digo una y otra vez. Pero creo que es algo que he leído en internet.

A los días, me dan una mala noticia que me deja súper preocupada, pero poco o nada puedo hacer por lo que sigo trabajando. Mi rutina empieza a tambalearse y veo que Muxu, mira a la puerta. «No podemos salir» le digo. Pero no me entiende claro; y sigo trabajando.

 

 

Tengo la mala costumbre de reprocharme mi actitud. Hay gente que lo está pasando muchísimo peor que yo y aquí estoy, protestando por nimiedades. Pero reprocharme y avergonzarme de los sentimientos que tengo, solo hace que empeoren. Por eso he abierto mi blog, y he decidido sincerarme conmigo para aceptar lo que siento, y la única manera de conseguirlo, es hacer público lo que pasa por mi cabeza y mi corazón.

Me llegan cada día un montón de actividades online que puedo hacer; aprender acuarela, cómo llevar mejor mis finanzas, yoga para hipopresivos, … pero solo puedo mirar por la ventana y soñar con el día que pueda salir, temblar del frío que hace fuera, respirar, jugar a la pelota con Muxu y seguir por fin, con mi rutina original que tanta paz me daba.

Ahora que lo veo escrito… si que estoy sacando algo positivo, soy capaz de abrirme sin sentir verguënza y sólo por eso ya merece la pena pasar por esto.

Cuéntame cómo te estás sintiendo tú