Construyendo comunidad entre creativas: Clara Moro
A mi yo de hace dos años, le diría que recordase bien la cara (de mascarilla para arriba) de la persona que tenía al lado porque tarde o temprano… nos volveríamos a encontrar por casualidades de la vida (la casualidad se llama Zoraida Sobrín) y dos años más tarde, estaría escribiendo para su blog ¡y qué suerte!
Creo en el destino, y obvio también en SERIFALARIS , donde nos conocimos -en ellos creo aún más si cabe, porque ellos si que saben hacer magia- Digo que creo en él porque durante 5 años de grado en Derecho+Máster de Abogacía, sabía que el destino me tenía preparado algo muy diferente, algo que de verdad me llenase los días. Ahora os cuento que al destino, también lo perseguí yo, por si acaso…
Mucha, mucha, mucha gente que tengo a mi alrededor dedicó sus estudios a algo totalmente diferente de lo que ha terminado siendo su trabajo actual: mi hermano tiene una Marca de Velas (estudió Turismo); mi otro hermano es fotógrafo de moda (estudio INEF) y mi hermana un tostadero de café (estudió periodismo)…de ahí que sepa que no soy la única indecisa.
Durante toda mi infancia, adolescencia (también actualmente), he ido a clases de pintura, he sido manitas, me ha encantado crear, ensuciarme las manos, divagar…y con 24 años decidí que también quería dedicarme profesionalmente a ello.
Trate de recuperar “el tiempo perdido” (aunque repito, creo que todo pasa por algo y en el momento que tiene que pasar), estudié un Postgrado en Diseño Gráfico en IED Madrid y un máster en Challenging Branding en LABASAD, entre medias dediqué muchas muchas horas porque me encantaba desarrollar trabajos ficticios y no tan ficticios, que poco a poco fueron llenando mi portafolio.
La idea de quedarme en Madrid, no era una opción, sabía que en Asturias, donde nací y crecí, me esperaba algo mejor, no más fácil, pero sí algo que me llenase más. Empecé mis prácticas en una imprenta, de las de toda la vida en las que el Diseñador, atiende tras el mostrador, diseña y además trabaja los materiales, acabados…y creo que eso fue una base muy sólida que me ayudaría más adelante a gestionar el trato Diseñador - Imprenta, que en muchas ocasiones es una cita a ciegas.
Seguí creciendo en otros estudios que trabajaban para grandes marcas, pero en mi cabeza seguía la idea de crear algo propio
Se que el mundo del Diseño Gráfico, como la mayor parte de profesiones, es una carrera de fondo, más como autónoma, pero el “no parar” lo llevo dentro, el querer mejorar, dar lo mejor de mi, compartir lo que me gusta y enseñar a otros lo bonito que se puede hacer todo. El hecho de trabajar con pequeñas/medianas empresas y más aún en Asturias, me ha permitido abarcar proyectos desde su inicio (la estrategia, el naming, identidad…) hasta su implementación (diseño de packaging, editorial, cartelera…) me ha permitido equivocarme y sobretodo aprender.
El día que conocí a Maialen había viajado de Asturias a Getxo para disfrutar de una sesión de mentoring a la que me habían invitado junto con más Diseñadores, junior que serían mentorizados por diseñadores con más experiencia que a su vez, serían mentorizados por otros senior, y recuerdo perfectamente la sensación al salir ¡había encontrado gente de mi tribu, gente que hablaba el mismo idioma y sentía de la misma forma!
No sabía que podría haber un vínculo tan especial, un querer hacer las cosas bien, bonitas, una sensibilidad, una voluntad, responsabilidad… no se cómo explicarlo, pero desde luego supe que había encontrado definitivamente mi sitio y por supuesto mi vocación.
Por el camino he aprendido que sola una va más rápido, pero acompañada aún va más lejos. Y aunque no soy ambiciosa, más allá de poder seguir disfrutando de lo que hago durante toda mi vida, me encanta empaparme y llenarme de gente como Zoraida o Maialen y otros profesionales, que llegan donde yo no llego, y cuentan conmigo donde ellos no alcanzan.
No salvamos vidas ni tampoco resolvemos juicios, pero de una forma u otra ayudamos al resto de personas a contar aquellas historias que guardan en su interior, a ilustrar lo que no saben manifestar, a dar forma a sus sueños, proyectos e ideas…y eso, querida Clara a mis 18, es una profesión que te va “ni que pintada”